Bosquejos a medios gritos . . .

Estrenos de receptividad al Deseo*



Pero Austin se inclinaba sobre ella, apoyaba la cabeza entre sus senos, déjate mirar, déjate poseer de verdad, tu cuerpo es feliz y lo sabe aunque tu pequeña conciencia de niña bien
criada lo niegue todavía, piensa hasta qué punto era horrible y contra natura que tu piel toda entera no hubiese conocido la verdadera luz, apenas el neón de tu cuarto de baño, el falso beso frío de tu espejo, tus propios ojos examinándolo hasta donde alcanzaban a verlo, mal y
falsamente, sin generosidad.

Ya ves, apenas te quitabas un slip ya venía
otro a reemplazarlo, caía un corpiño para que el siguiente aprisionara esas dos palomitas absurdas. El vestido rojo después del gris, la falda negra después de los blue-jeans, y los zapatos y las medias y las blusas...

¿Qué sabía tu cuerpo del día? Porque esto es el día, estar los dos desnudos y mirándonos, éstos son los únicos espejos de verdad, las únicas playas con sol. Aquí, había agregado Austin un poco avergonzado de sus metáforas, tienes un lunar muy pequeño que quizá no conocías, y
aquí otro, y entre los dos y este pezón hacen un bonito triángulo isósceles, no sé si lo sabías, si tu cuerpo tenía verdaderamente esos lunares hasta esta noche.

Extracto de "62 Modelo para Armar"

- Julio Cortazar -

1 comentario:

  1. Siempre me ha gustado la manera que tenía Cortázar para describir el cuerpo de la mujer. Una especie de homenaje, ¿no?


    Muá.

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